lunes, 27 de enero de 2014

FRANCOIS HOLLANDE ANUNCIA SU SEPARACIÓN CON SU MUJER ¿ DONDE ACABA LO PUBLICO Y EMPIEZA LO PRIVADO?


El presidente de la república francesa Francois Hollande, ha declarado que se va separar con la que era hasta ahora su actual mujer, Valérie Tierwiler. Este anunció no se hubiera producido, por lo menos con la celeridad con que se ha hecho, si hace unas semanas, no se hubiera publicado en la prensa gala, una sorprendente noticia, donde ponía en tela de juicio la fidelidad de Hollande hacía su mujer.

Según esas fuentes, el primer ministro francés, mantenía desde ya hacía tiempo una relación sentimental con una famosa actriz del país, Julie Gayet. En cuanto salió la noticia a luz, ha sido un verdadero y continuo hervidero de críticas, juicios de valor y opiniones al respecto, de toda la prensa francesa "rosa" y no rosa, y de la prensa de gran parte del mundo también.

Todos los focos de la prensa se han centrado en la persona de Francois Hollande. El puesto que representa, ha hecho que fuera una noticia muy llamativa, y de la que se ha podido, y se puede seguir sacando mucho jugo, ya que seguramente se podrá exprimir aún mucho más. En estos casos, la información y las noticias se van dosificando por fascículos, y nunca se sabe cual será el ultimo.

Es evidente, que si Francois Hollande no fuera el jefe del Estado Francés, sino un ciudadano normal de la calle, esta noticia nunca hubiera trascendido jamás a los medios de comunicación, y hubiera sido un caso más de un marido infiel, sin ninguna importancia desde el punto de vista mediático.

Por esa razón, me gustaría tratar el análisis de esta noticia, no desde la perspectiva del morbo, ni del lado mismo del acto de la infidelidad, sino desde el punto de vista que un personaje de renombre público, tenga que dar cuenta de facetas de su vida más privada, por ser quien es, en su vida pública.

No soy nadie para juzgar a este político francés por lo que ha hecho en su matrimonio, y no seré quien le critique, ni el que le tire la primera piedra. Como tampoco seré quien le aplauda, y quien este a su favor en esto. Porque por lo único que podré valorar y opinar, será por las medidas, decisiones, actos, y políticas que realice en el cargo que representa dentro de su vida pública. Cada persona es libre de hacer lo que crea oportuno, en su vida privada, y él mismo, y solo él, tendrá que llevar consigo las consecuencias tanto positivas o negativas de los actos que ha cometido.

Lo que no llego a estar del todo de acuerdo, es que aunque Francois Hollande sea el presidente de una de las naciones más poderosas del mundo, porque ha tenido que hablar a los medios sobre cosas que han sucedido estrictamente en su vida privada. Si la infidelidad con Julie Gayet, hubiera afectado en algo, aunque hubiera sido en muy poco, el comportamiento normal del máximo responsable en la política de Francia, pues lo hubiera entendido que hubiera explicado las causas por las cuales, se ha visto afectado.

Pero no creo que haya sido el caso, me imagino con casi toda seguridad, que habrá seguido ejerciendo su puesto de presidente francés con el mayor rigor, y rectitud como lo venía haciendo con anterioridad, con sus aciertos y errores, pero sin que esa faceta de su vida privada que ahora conocemos, le haya afectado a la hora de tomar decisiones, ni de gobernar en ningún momento.

Por tanto, bajo mi punto de vista, no era necesario que hubiera dicho ni una sola palabra a los medios de opinión sobre su vida privada. Si lo ha hecho pues bien esta, y me imagino que habrá sido bien asesorado por su equipo de imagen, y lo habrán estudiado menuciosamente viendo los pros y los contras, pero no era para nada necesario. Hay que saber separar la vida privada, de la pública, se sea quien se sea, y asumir las consecuencias de los actos en ambas vidas, pero en planos bien diferenciados.

                                                 ( fuente imagen, kienyke.com)

Jmg

1 comentario:

  1. No siempre es facil separar lo privado de lo publico cuando se tiene un cargo. Además tienen que tener ética y demostrarla, que para algo los pagamos.

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